- 22/11/2025
- Naves Industriales
- Carlos Moreno
Por qué debes elegir a un único responsable y especialista en construcción industrial
Introducción: una decisión clave para el futuro de tu empresa
Si tienes en mente acometer la construcción de tu nueva nave industrial bien sea por una ampliación, una reforma o por la construcción de una nueva nave o fábrica en una ubicación distinta a la habitual te sobrevendrán multitud de dudas porque se trata de una importante inversión que implica la inmovilización de ingentes recursos. Esto es algo que, normalmente, resulta bastante infrecuente en la vida de la empresa y por consiguiente te provocará una afilada sensación de vértigo. Si sigues adelante, finalmente tendrás que tomar decisiones y, con total probabilidad, serán decisiones ubicadas fuera de tu hábitat empresarial, en consecuencia, necesitarás depositar la confianza en expertos que puedan asesorarte desde la fase más incipiente y, a ser posible, que te acompañen a lo largo de todo el proceso hasta que se materialice tu nuevo proyecto.
Riesgos que deberías evitar en la construcción de tu nave industrial
El sentido común dicta que además deberían ser expertos con capacidad de asumir responsabilidades para que te eximan de todos los riesgos inherentes al proceso constructivo: riesgos financieros por dilaciones en el plazo o por desviaciones sobre el presupuesto previsto, riesgos de seguridad y salud en el trabajo y riesgos de incurrir en importantes costes de oportunidad por la dedicación que te exigirá el proceso.
¿A quién puedes delegar? Los agentes que intervienen en el proceso
Sin embargo, la elección puede no resultar fácil porque son varios los agentes que intervienen y, consecuentemente, tendrás que decidir si depositas la confianza y delegas la autoridad en un único agente que lidere todo el proceso o si la depositas en varios de estos agentes.
La propia Ley de Ordenación de la Edificación 38/1999 clasifica en ocho el número de agentes que intervienen en la edificación a la vez que asigna una serie de responsabilidades a cada uno para responder de los posibles vicios o defectos que pueda haber en la construcción:
El promotor
Es aquél que decide iniciar el diseño y la construcción de una nueva edificación y es también quien la financia atendiendo a unas necesidades propias, o bien ajenas, que pueden ser desconocidas en un primer momento, si la edificación resultante la pone posteriormente a la venta. En este caso el promotor responderá ante los adquirentes de los posibles daños, defectos o vicios de la construcción.
El proyectista
Es quien realiza el diseño y quien redacta el proyecto de ejecución con sus planos y memoria adaptados a la normativa aplicable y a las necesidades del promotor. Será por tanto el responsable frente al promotor de las omisiones, de los errores o de los daños inherentes a la concepción y diseño del proyecto.
El constructor
Es el ejecutor, el artífice, es el agente encargado de materializar el proyecto disponiendo de todos sus medios materiales y humanos para conseguirlo bajo las directrices del director de obra. Será el responsable frente al promotor de los defectos o daños derivados de la propia ejecución de las obras.
El director de obra
Es la persona con capacidad técnica acreditada mediante la titulación correspondiente (arquitecto o incluso ingeniero para el caso de naves industriales) encargado de dirigir la ejecución de los trabajos de construcción en cuanto a los aspectos estéticos, urbanísticos, medioambientales o técnicos. Será el responsable frente al promotor y a la propia administración pública del cumplimiento de las diversas normativas aplicables al proceso constructivo.
El director de la ejecución de la obra
Es aquel agente responsable de dirigir la ejecución material de los trabajos de construcción asegurándose de que el proceso es acorde con las especificaciones del proyecto, con las instrucciones del director de obra y con la normativa. También es responsable frente al promotor y a la administración pública en relación con las normativas aplicables al proceso.
Los laboratorios y entidades de control de calidad
Son los responsables de supervisar y de verificar la calidad de los materiales que se implantarán en la obra.
Los proveedores o suministradores de productos
Son, normalmente, empresas subcontratadas encargadas de suministrar los materiales que requiere la nueva construcción. Tienen la responsabilidad de que sus productos cumplan con los requisitos establecidos en las normativas que le son de aplicación, como, por ejemplo, el cumplimiento de los estándares de calidad establecidos por la Unión Europea (marcados CE).
Los propietarios y usuarios
Son los que adquieren o los que terminan utilizando el nuevo edificio terminado.
Solapamientos y conflictos habituales entre los agentes
Es habitual que la figura del proyectista y el director de la obra sean la misma persona o pertenezcan a la misma empresa, si bien esta situación puede dar lugar a responsabilidades cruzadas o a posibles conflictos de interés al tener que dirimir el director de obra aspectos del proyecto, tales como, posibles omisiones o errores, que pueden incidir, por ejemplo, en los plazos de ejecución determinando a su vez las consecuencias que ello puede conllevar.
Es habitual igualmente que el constructor, asuma la responsabilidad del director de ejecución de la obra delegando la autoridad en un técnico de su organización. A su vez, será el constructor quien subcontrate a los proveedores y suministradores de productos para poder prestar un servicio como contratista general.
Por último, los laboratorios y entidades de control de calidad son empresas que pueden ser contratadas directamente por la propiedad bajo la prescripción del director de obra de forma complementaria a los contratos que el constructor firmará bajo sus políticas de calidad y de acuerdo con las exigencias del proyecto de ejecución.
¿Qué es un contrato EPC y por qué puede interesarte?
El promotor más profesionalizado apostará por la modalidad de contratación EPC (acrónimo inglés de Engineering, Procurement and Construction equivalente a Ingeniería, Adquisiciones y Construcción). Bajo esta modalidad el constructor como única empresa asume toda la responsabilidad del proceso encargándose del diseño del proyecto, de la construcción y de la compra de materiales hasta la puesta en marcha y la propia legalización de la nueva instalación o edificio para que quede listo para su uso.
La autoconstrucción: una apuesta arriesgada
Frente a esta figura, aún cohabita, de forma cada vez más residual y en empresas menos profesionalizadas, la arcaica figura del empresario que apuesta por la autoconstrucción asumiendo él mismo la figura del constructor, del director de ejecución de la obra e incluso la del proveedor y suministrador de productos y materiales actuando como jefe de obra y subcontratando directamente a proveedores y suministradores de productos y materiales. Una apuesta temeraria teniendo en cuenta los importantes riesgos que va a asumir (normalmente se desprecian al no conocerse su verdadero alcance) y la gran dedicación que le va a exigir.
Confianza, compromiso y certidumbre: claves de una buena elección
En definitiva, como propietario y promotor deberás decidir en quien delegar la confianza, si en un único agente o si la fraccionas entre varios agentes. Y, a la hora de decidir, deberías tener presente que existen importantes diferencias entre aconsejar simplemente y aconsejar y comprometerse. Esto está directamente relacionado con el precio de la inversión. No es lo mismo dar una estimación sobre el importe de la inversión con un resultado final incierto hasta el último momento, que obtener un compromiso cierto del monto total de la inversión desde el primer momento, antes incluso de haber comprado el terreno donde ubicarás tu nueva instalación, nave industrial o edificio.
El constructor: el único capaz de comprometerse desde el inicio
De todos los agentes mencionados en la LOE, el único agente con capacidad de compromiso es el constructor, porque es quien realiza las compras de materiales y quien contrata directamente con los proveedores de servicios de forma permanente, hecho que le permite estar al día de cuáles son los precios reales de cada una de las unidades del proyecto.
Gracias a ello, está en condiciones de firmar un contrato desde el primer momento en el que se fija no solamente el precio, sino también el plazo de ejecución, las dos variables más determinantes en toda edificación.
¿Cómo elegir al mejor especialista en construcción industrial?
Ahora bien, tendrás también que elegir entre las diferentes opciones. El sector de la construcción es muy amplio. Es uno de los principales sectores productivos de nuestro país (supone aproximadamente un 12,5% de nuestro PIB) y en él conviven y rivalizan empresas de toda condición y tamaño, desde grandes corporaciones a empresas familiares con menos de cinco trabajadores. Según el último informe anual que realiza la Fundación Laboral de la Construcción a través de su observatorio, el número de empresas inscritas en la Seguridad Social en el sector de la construcción en 2024 asciende a 139.133 empresas, de las que el 74% son empresas con menos de cinco trabajadores. Y tan solo el 15% del total de empresas constructoras superan los 20 años de antigüedad.
El sector de la construcción industrial: un gran desconocido
Si además entendemos que la mayor parte de las empresas constructoras operan en el sector de la edificación residencial y muchas otras operan también en el sector de la obra pública, las opciones se reducen si buscas a un especialista en construcción no residencial. De hecho, apenas se habla del sector de la construcción industrial y terciaria. Normalmente, las noticias que llegan al gran público rara vez se refieren a este sector y, sin embargo, es un sector que resulta imprescindible para favorecer el crecimiento del tejido empresarial satisfaciendo unas necesidades muy específicas de las empresas industriales.
Una construcción adaptada a tu industria
Ciertamente, el sector de la construcción industrial tiene bastantes diferencias frente al sector de la construcción residencial. Normalmente este tipo de edificios no residenciales se diseñan y construyen atendiendo a unas necesidades muy específicas de las industrias y no a las necesidades de particulares, de modo que, los edificios no se construyen y entregan a un promotor quien venderá la vivienda indistintamente a una u otra familia. En el sector residencial, el usuario final puede ser casi cualquier persona. Sin embargo, en el sector industrial el cliente-promotor tiene muy claro cuáles son sus necesidades operativas de modo que, desde el diseño, el edificio se configura adaptándolo a un proceso fabril, a un sistema de almacenamiento o a unos estándares para llevar a cabo la correcta comercialización de algún producto. Por consiguiente, resulta imprescindible acumular una dilatada experiencia en las diversas y, a la vez, singulares soluciones constructivas que se requieren en cada sector productivo. Solamente así se adquiere la capacidad de comprometerse desde el primer momento en un contrato a precio y plazo cerrados.
Lo que nos diferencia es nuestra experiencia de 34 años con 500 proyectos construidos en instalaciones industriales.